Se ríen del último chiste. Quedan en silencio, ya no hay mucho más para decir. Se miran. Los dos quieren lo mismo. Ella inclina la cabeza, el se acerca un milímetro. Ella dice: tu novia te está esperando. El responde: Sí, probablemente sea así. Él se levanta y se va.
Eso debió haber dicho esa otra ella en aquel entonces.
Eso debió haber dicho ese otro él hace unos meses.
Porque si tan solo alguien se hubiera levantado e ido en el momento justo, hoy todo sería más sensillo. O tal vez no, quien sabe.