jueves, 25 de septiembre de 2014

Sincericidio II

 No quería decirlo, sabia que no tenía que decirlo. Lo venia pensando, pero no, no era, no podía ser. Aunque así fuera, no iba a decirlo, nunca. Y menos decírselo. No. No. La decisión ya estaba tomada. Igual no era, así que no.

Pero como todo lo que se reprime, encontró el peor momento para salir y justo cuando estaba con la guardia baja y la cabeza en otro lado, me lo pregunto y se lo dije.

Lo peor no fue que lo escuche, lo peor fue aceptarlo, decírmelo a mi misma. De la boca para afuera puedo retractarme, hacerme la que acá no paso nada. Pero para adentro, ahora, decime, explicame... ¿Qué hago?