viernes, 18 de marzo de 2011

Remedio Casero

El miércoles tuve un verdadero día de furia. De repente, y sin motivo aparente -o mejor dicho, sin motivo consciente- me agarró un mal humor de esos que dan miedo. Tal era mi descontento que odiaba al mundo, pero lo odiaba en serio. Al que osaba contradecirme, lo odiaba por decir estupideces. Al que me daba la razón, lo odiaba por complaciente... and so on and so forth.

Y así estaba yo, volviendo de la facultad, pasadas las diez de la noche, embotada en mi mal humor, concentrada en imaginar maldades para todos los desconocidos que me rodeaban, por el solo hecho de tener la desgracia de haber caído cerca mío, cuando el bondi dobló por Santa Fe y pude ver la avenida como casi nunca: toda iluminada y prácticamente vacía.

Esa imagen me transportó a otra. También una calle toda iluminada, un lugar vacío, solo para mí, una noche de invierno con gusto a verano, una sensación de paz y alegría que casi no me cabía en el cuerpo.

Por tres segundos me molestó la idea de que nunca más voy a volver a verlo. Pero preferí cerrar los ojos y perderme en esos recuerdos que no voy a olvidar jamás.

Y así, cuando me quise dar cuenta, estaba sonriendo de nuevo.

domingo, 13 de marzo de 2011

¿Se Puede Ser Fiel a Uno Mismo?

Hoy fue a ver "El Descenso del Monte Morgan". Excelente texto y una muy buena puesta en escena. El personaje principal en la obra es un vendedor de seguros, bígamo, que tiene un accidente en auto a causa de lo cual todos descubren su doble vida. El título de este post es el slogan de la obra.

A medida que Oscar Martinez intentaba convencernos de que su infidelidad no era tal, sino que él en realidad vivía su vida libre de hipocresías y conductas socialmente impuestas con las que no estaba de acuerdo, yo me preguntaba cuántos en ese mismo teatro llevaban una doble vida -sin llegar al extremo de la bigamia-y me reía de algunas ironías de la vida.

En el caso de la obra, el personaje de Martinez no quería dejar a ninguna de las mujeres de las que "estaba enamorado" y culpa a la sociedad por intentar obligarlo. En ningún momento de la obra reconoce como su accionar lastima a los que lo rodean y aun cuando queda solo, sigue convencido de que no fue egoísmo, ni cobardía, ni ningún otro defecto lo que lo llevo hasta donde está, sino una necesidad intrínseca de rebelarse contra la hipocresía y la mentira -si, incluso habla de la mentira- que lo rodea.

No creo que haya nada de malo en la idea de ser fiel a uno mismo. Supongo que el problema surge cuando la usamos como escudo para defender u ocultar algo que sabemos reprochable pero que queremos hacer igual.

Se me ocurre que tal vez la pregunta no debería ser si se puede ser fiel a uno mismo, sino si vale ser fiel a uno mismo, aun a costas de los demás.