viernes, 29 de junio de 2007

No porque...

No porque esté triste no sonrío.
No porque sonrío no estoy triste.
No porque quiera ir allá no estoy bien acá.
No porque quiera más no soy feliz con lo que tengo.
No porque te vea no te extraño.
No porque te extrañe te necesito.
No porque me hagas falta te quiero a mi lado.
No porque estés leyendo esto es para vos.
No porque estés lejos te olvidé.
No porque calle no te quiero.
No porque no lloro soy inmune.
No porque llore me lastimás.
No porque esté escribiendo tengo algo que decir.

No porque suene relativista no creo en lo absoluto...

jueves, 28 de junio de 2007

Gasalla tenía razón.

Una vez cada tanto, en general cuando termino de rendir... Por algún motivo la gente piensa que después de dar el último examen de la tanda uno cuenta con un montón de tiempo libre que no tiene con que ocupar. Grave error, ¿qué pasa con todos esos asuntos fundamentales que delegamos en pos de los libros? Cosas como ir a la peluqueria, mirar 6 o 7 capítulos de la serie de turno, abrir un montón de presentaciones de Power Point que se acumulan en neustra casilla de mail, recuperar las 20 o 25 horas de sueño que nos debemos... En fin, ustedes me entienden.

Pero volviendo al tema en cuestion, una vez cada tanto accedo a servir de cadete a alguno de mis padres para hacer no que otro trámite en un edificio público. Así que armada con música, libro y en la medida de lo posible un televisor portátil, parto hacia la locación en cuestión.

Llego, me dirijo a la mesa de informes. Informo por qué asunto estoy ahí. (Claro, porque uno ilusamente cree que están allí para informar al público, un error de novato). Me dirijo hacia la ventanilla correspondiente, número en mano. Si uno tiene suerte, entre el papelito propio y la pantalla, hay nada más que 50 turnos de distancia. Pero eso es si se trata de un trámite "rápido". Las últimas estadísticas fijan entre 100 y 150 turnos.

Tomo asiento, si puedo, ya sea por disponibilidad de sillas y/o por su condición. No es raro entablar conversación con el pobre incauto que uno tiene al lado, después de todo, en ese momento, somos almas gemelas. Pasa el tiempo, los turnos, no. De repende la fila empieza a avanzar Las ilusiones crecen: el trámite que memandaron a hacer esta vez consta solo de 3 sellitos y un "hasta luego". No doy crédito a mis ojos. Uno tras otro van pasando lo números. Hasta que quedan solo 5 personas adelante mío (el número proporcional a la cantidad e turnos que tuve que esperar) y cominezan los problemas. Esas míseras 5 personas tienen en sus manos complicadas teorias físicomecánicas, la solución a la hambruna mundial, o la respuesta a por qué Sibartia es tan rica. Lo mismo da. La cuestión es que de los 15 minutos que pensé que me faltaban para volver a respirar aire contaminado solo por vapores de autos (a un minuto x sello, 3 sellos x 5, 5 personas, se entiende, ¿no?) mi espera se extiende a 4 horas más.

Pero la culpa es mía, por haberme permitido ilusionarme con la esperanza de no perder toda la mañana. Igual, no todo es negativo. Él último amigo que me hice en la IGJ me prometió que si nos volvíamos a cruzar, me dejaba pasar antes que él... -_-

domingo, 24 de junio de 2007

Miss U

Lo que duele de la distancia no es tanto extrañar.... como no poder dar un abrazo cuando se lo necesita.

miércoles, 13 de junio de 2007

Una simple pregunta....

... Y alguien me preguntó "¿Sos feliz?"

Lo miré extrañada, no respondí.

Entonces agregó, "¿Por qué no deberías de serlo? ¿Qué te falta?"

Consideré su pregunta unos instantes. Me sonreí, le sonreí, asentí con la cabeza y seguí caminando....

Cuando lo vuelva a encontrar, espero poder darle la misma respuesta.

lunes, 11 de junio de 2007

Training, una manía americana

Primero que nada, debería desafectar la palabra manía. Suele tener una connotación negativa, pero en este caso la intención del hablante es que suene más bien adorablemente chisota, así, con cariño, como Socolinski....

Volviendo a lo que nos ocupa, en mis cortos 22 años de vida he trabajado para 3 empresas norteaméricanas. Las tres de rubros diferentes, con personal distinto y caracterísitcas de organización particulares. Pero todas compartían un aspecto: la primera semana de trabajo es denominada "training". Y no como en cualquier trabajo que los primeros días que te explican lo que tenés que hacer... No, no... estamos hablando de que expertos en la materia (no sé si será gente de recursos humanos, psicólogos, licenciados en educación o "traineristas"; o tal vez una mezcla de todos ellos) diseñan una estrategia para el training que cada puesto requiere. Arman un scheduele; a cada actividad le asignan un nombre apropiado; miden el tiempo que tomará aprehender esa nueva habilidad y hasta calculan un determinado tiempo de práctica... Básicamente, hacen del entrenamiento un arte.

Para su forma de trabajar y de encarar las cosas, parecería ser productivo. No sé si es algo que podríamos implementar acá, o si realmente valdría la pena invertir todo ese esfuerzo y tiempo para que termine hacíendose por la mitad o sin hacerse. Simplemente es algo que me llamó la atención.