1) Durante la última maratón nocturna de estudio que hice serian al rededor de las 3 de la mañana cuadno, ya harta de repasar las mismas definiciones, decidí ir a mi cuarto a chequear los mails. Sin embargo, al entrar en la habitación me percaté de que mi cama no estaba vacia, sino que habia un sujeto al que llamaremos Pedro C, no es muy obvio, mejor que sea P. Cevasco durmiendo en ella:
-Pedro (ups!) ¿qué hacés en mi cama?
- Nada, es que la mia me aburrió.
2) Encontrábame yo en un barsucho que hacia las de boliche, bailando con una amiga cuando se nos acerca un individuo con el cual tenemos la siguiente conversación:
Individuo: ¿Por qué están tan serias?
Mi amiga: No estamos serias, estamos bailando
Individuo: Si, están serias. Con ustedes me dan ganas de hablar de política.
Yo: ¿A si?
Individuo: Si, por ejemplo, la política monetaria favorece el desarrollo interno del país pero perjudica la joda.
Y sin más, se fue.
3) Misma noche, distinto local. Me había separado de mi amiga por cuestiones del destino y la estaba buscando cuando se me aproxima otro fulano que me dice lo que a continuación transcribo:
Fulando: Hola, ¿te acordás de mi? (frente a mi evidente cara de desconcierto) Vos sos la de la vincha, Paula, ¿no?. (Mi cara de desconcierto aún más acentuda) Si, vos ayer tenías una vincha blanca con lunares negros. Yo te vi entrar y le dije a mi hermano: mirá que grande esa mina la vincha que tiene. Y él me dijo: tenemos que ir a decirle algo. Y fuimos y te dijimos ¡Qué buena vincha!
Con este fulando si tuve una conversación un poco más larga que con el anterior, pero al día de hoy no sé cómo supo mi nombre y no me puedo acordar de haber hablado con el de mi vincha (que sí era cierto que la tenía puesta, después vi fotos).
Aclaración: ninguna de las dos noches tenia mi percepción afectada por ningun tipo de sustancia!
viernes, 23 de febrero de 2007
domingo, 4 de febrero de 2007
Textee Ya
Así como la música, la moda y tantas otras cosas marcan una época, las publicidades (o propagandas en vernácula) también hacen lo propio.
Además de caracterizarse por la llegada del tiro bajo en los jeans, los discos compactos y el boom de los countries, como los años noventa vieron en sus tandas publicitarias colmadas de "infomerciales", léase: grabaciones en las que un hombre- que por alguna razón tenia la misma voz que Dani Devitto en "Gemelos"- demostraba las bondades de infinitos productos inútiles que prometían desde alizar el pelo hasta cortar el pasto (siempre hablando del mismo objeto, claro esta), y que además eran fáciles de lavar y totalmente plegables! Ideales para llevar de viaje (?) Pero la principal característica de estas publicidades, era que uno desde la comodidad de su hogar podía adquirir tales artículos con solo levantar el teléfono y marcar el numero que aparece en pantalla, las operadoras le informaran como pagar en moneda local.
Ahora bien, el nuevo milenio trajo consigo varios cambios. El tiro de los pantalones se bajó aun más y se modificó el tipo de archivos de música. Pero a mi criterio, el mayor cambio en la vida cotidiana se produjo con la introducción de los teléfonos celulares. Y he aquí el meollo del asunto, ahora que todos, incluso los infantes, tienen acceso a los cada vez más pequeños aparatitos de comunicación, las tácticas y centros de mercadotecnia se vieron forzados a cambiar. Entonces, cada vez que termina un bloque, los televidentes son bombardeados con propagandas- de muy bajo presupuesto, dicho sea de paso- que promocionan distintos servicios disponibles para los orgullosos dueños de los telefonitos. Irónicamente, no es necesario llamar para acceder a ellos. Basta con mandar un mensaje de texto para recibir el horóscopo diario, chistes, piropos y hasta consejos para subir la temperatura entre las sábanas.
No se ustedes, pero yo, cada vez que aparecen en la pantalla esos fondos seudo-psicodelicos y las imágenes patéticas que intentan incitarnos a textear una palabra clave y/o abreviación para recibir la solución a todos nuestros problemas, extraño al tipo simpaticon, gemelo de voz del Pingüino, que trataba de venderme un extractor de jugos....
Además de caracterizarse por la llegada del tiro bajo en los jeans, los discos compactos y el boom de los countries, como los años noventa vieron en sus tandas publicitarias colmadas de "infomerciales", léase: grabaciones en las que un hombre- que por alguna razón tenia la misma voz que Dani Devitto en "Gemelos"- demostraba las bondades de infinitos productos inútiles que prometían desde alizar el pelo hasta cortar el pasto (siempre hablando del mismo objeto, claro esta), y que además eran fáciles de lavar y totalmente plegables! Ideales para llevar de viaje (?) Pero la principal característica de estas publicidades, era que uno desde la comodidad de su hogar podía adquirir tales artículos con solo levantar el teléfono y marcar el numero que aparece en pantalla, las operadoras le informaran como pagar en moneda local.
Ahora bien, el nuevo milenio trajo consigo varios cambios. El tiro de los pantalones se bajó aun más y se modificó el tipo de archivos de música. Pero a mi criterio, el mayor cambio en la vida cotidiana se produjo con la introducción de los teléfonos celulares. Y he aquí el meollo del asunto, ahora que todos, incluso los infantes, tienen acceso a los cada vez más pequeños aparatitos de comunicación, las tácticas y centros de mercadotecnia se vieron forzados a cambiar. Entonces, cada vez que termina un bloque, los televidentes son bombardeados con propagandas- de muy bajo presupuesto, dicho sea de paso- que promocionan distintos servicios disponibles para los orgullosos dueños de los telefonitos. Irónicamente, no es necesario llamar para acceder a ellos. Basta con mandar un mensaje de texto para recibir el horóscopo diario, chistes, piropos y hasta consejos para subir la temperatura entre las sábanas.
No se ustedes, pero yo, cada vez que aparecen en la pantalla esos fondos seudo-psicodelicos y las imágenes patéticas que intentan incitarnos a textear una palabra clave y/o abreviación para recibir la solución a todos nuestros problemas, extraño al tipo simpaticon, gemelo de voz del Pingüino, que trataba de venderme un extractor de jugos....
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