jueves, 25 de septiembre de 2014

Sincericidio II

 No quería decirlo, sabia que no tenía que decirlo. Lo venia pensando, pero no, no era, no podía ser. Aunque así fuera, no iba a decirlo, nunca. Y menos decírselo. No. No. La decisión ya estaba tomada. Igual no era, así que no.

Pero como todo lo que se reprime, encontró el peor momento para salir y justo cuando estaba con la guardia baja y la cabeza en otro lado, me lo pregunto y se lo dije.

Lo peor no fue que lo escuche, lo peor fue aceptarlo, decírmelo a mi misma. De la boca para afuera puedo retractarme, hacerme la que acá no paso nada. Pero para adentro, ahora, decime, explicame... ¿Qué hago?

domingo, 11 de mayo de 2014

Closure

Al menos lo cerré on my own terms. Ese ápice de madurez y amor propio que cada tanto sale a flote hizo que esta vez el límite lo ponga yo. Es sencillo dejarse dominar por la razón, su lógica es incuestionable. Fría, sensata, ininmutable ante el corazón que me latía a mil por hora, los dedos me temblaban, pero tipearon todo lo que se les dictó.  Un "Suerte"hizo las veces de punto final.

Satisfecha con la sensación del deber cumplido, la razón se fue a dormir. Y por supuesto que ya me arrepiento de haber cerrado la puerta. Sé, sé que hice bien, que es para mejor, que no puedo avanzar si sigo arrastrando esta historia. Lo sé, pero me niego a entenderlo y aceptarlo; porque tal vez sea inteligente, pero claramente no soy sabia... 



domingo, 4 de mayo de 2014

Retrocediendo casilleros

Lo único que logra la esperanza es prolongar la agonía de lo inevitable. Hasta que de repente un último crac y se corta el hilo del que esta historia se aferraba. Este final ya lo escuché. Este dolor ya lo viví. Me siento un cuento de Borges, tal vez por eso no me gusta Borges. 

Se me acelera el pulso, me baja la presión y transpiro frío. Me agarro del vanitory para no caerme, mientras me miro al espejo y casi no me reconozco: pálida, ojerosa y con el corazón roto.

Un grito de furia sale ahogado, ni enojada estoy. Las lágrimas me arden en la garganta pero no llegan a los ojos. La decepción, el dolor y el error. Otra vez el error. Pero no, de ésta no me hago cargo. Esta te toca a vos. Yo quise ser prudente, yo fui despacio y desconfiada; vos me indujiste, vos prometiste hasta que dejé de no creerte.

En mi cabeza Alejandro Sanz se pregunta ¿para qué me curaste cuando estaba herida, si hoy me dejas de nuevo el corazón partido? Y yo sólo quiero saber para qué... ¿Para qué volví a confiar? ¿Para qué levanté la barrera y bajé la guardia? ¿Para qué quisiste que te quisiera?

"No te merece," dicen los que me quieren bien. No, seguramente no merezcas estas lágrimas, ni este insomnio, ni ese tiempo que compartimos. Pero entonces yo, que fui la otra mitad de esta historia repetida, ¿qué merezco? 

jueves, 1 de mayo de 2014

Odio extrañarte esta noche

Odio haber aprendido a querer tus defectos, tus fallas, tus errores.

Odio haberte permitido entrar y quedarte. Haberte dejado jugar con mi mente y mis emociones.

Odio haberte creído todo aquello que no debí creerte y haber descartado lo que efectivamente era cierto.

Odio  acordarme de tu sonrisa torcida contra mi boca y tu pecho contra mi espalda mientras jugábamos a dormir.

Odio que me duela tu silencio y tu distancia. Odio que hayas dejado de necesitarme cuando yo empece a hacerlo.

Odio cada lágrima que derramo en tu nombre y cada puntada en la garganta que me recuerda que ya no estas.

martes, 22 de abril de 2014

A veces te habla una canción, a veces, un poema

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no solo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo solo así?
¿Por qué no solo...

Mario Benedetti

domingo, 6 de abril de 2014

Explicame

Explícame si queres, si podes, está manía masculina de hacernos depender de ustedes para después darnos la espalda y dejarnos colgando de la soga que ustedes mismos insistieron en que trepemos.

Explícame, así tal vez entonces pueda entender el origen de la estupidez femenina que nos hace caer en la misma juzgada una y otra vez.

Explicame para qué querer ocupar mi tiempo y mi cabeza y después marcharte dejando ese espacio vacío que de alguna manera se siente más grande que antes de que llegarás.

O sino yo te explico que nunca quise quererte, que no era mi intención que fueras más que una distracción para que el otro no se volviera una obsesión. Y que sin darme cuenta -otra vez- dejó de ser un juego y ahora te quiero más de lo que querría quererte...

Porque al final, la única explicación es que el camino seguro resultó el más dañino y por no hacer las cosas mal, me salieron peor.


miércoles, 5 de marzo de 2014

May the songs be with you

Para la mayoría de las situaciones y posiciones emocionalmente significativas en las que me encontré a lo largo de estos 29 (uf, 29*) tengo una canción que describe cómo me siento. Hoy es esta.




* Pensar que cuando empecé este blog tenía a penas 22

sábado, 4 de enero de 2014

Deja vu

No sé si es que la historia se repite o que uno tiende a repetirla. Supongo que la primera opción es una forma de lavarse las manos, de no hacernos cargo de nuestras acciones y elecciones, sino culpar al destino de inevitable e insoslayable sobre el que no tenemos ningún tipo de control. Claro que, si bien más sencillo, va en contra de todo lo que creo. 

O tal vez son pruebas que la vida nos pone para ver si con los años, la experiencia, el dolor, las pérdidas y las ganancias nos enseñaron algo, hicieron mella en nuestras reacciones y emociones. 

Sea cual sea, las similitudes son tantas que me sonrío y me asusto al mismo tiempo. Me siento Diane Lane en Infidelidad, cuando vuelve a la casa en el tren y se da cuenta de lo que acaba de hacer, como disfruta con el recuerdo y le carcome la culpa. Ok, las emociones evidentemente no cambiaron. Prueba no superada.

Sin embargo, la situación no es la misma, ninguno de los participantes son los mismos, no es lo mismo lo que está en juego. Otra vez me tomó por sorpresa, porque elegí ignorar los carteles de alerta que, en retrospectiva, eran enormes. Pero, freno de mano de por medio, evitamos el choque, cagando, pero no hubo colisión. Se ve que las reacciones sí cambiaron. Por esta vez lo dejo pasar con una advertencia, pero tenga cuidado, la próxima no tendrá tanta suerte. 

Hay diferencias, sí. No tantas como debería, pero las hay A eso me aferro, esperando que esta vez, el desenlace sea otro.