sábado, 4 de septiembre de 2010

Si no eres parte de la solución... Eres el problema

Resulta que el libro que estoy leyendo trata sobre cómo vieron los distintos filósofos la muerte (es menos deprimente de lo que suena, créanme) y uno de los temas que trata es la reencarnación.

El otro día estaba leyendo en el colectivo y a razón de esto pensé: qué bueno ser animal, nada de responsabilidades, ni de preocupaciones, todo el día salticando por la pradera. Pero, acto seguido, se me ocurrió que no es tan así, porque si sos animal tenés que ocuparte de conseguirte la comida, de que un miembro de otra especie uibicada más arriba en la cadena alimenticia no te quiera de almuerzo, de que no aparezca un cazador con ganas de regalarle a la mujer un tapado nuevo...

Y de repente me di cuenta de lo mal que estoy del bocho, y que tal vez el hecho de que mi jefe, un psycho-killer obsesivo del trabajo, no es cien por ciento culpable de mi estrés... tal vez, y solo tal vez, el problema soy yo.

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