La clase de divide en dos partes, una hora de expresión corporal (hoy la culpable de que no pueda mover la mitad de los músculos de mi cuerpo) y una de teatro en sí. El grupo es grande y heterogéneo, aunque la experiencia en este tipo de actividades me ha enseñado que muy probablemente seamos pocos los que lleguemos al final del recorrido. Y me atrevo a hablar en primera del plural porque otra de las cosas que descubrí es lo bien que me hacen estas clases. Logran, como pocas cosas, que me desconecte del mundo y preste atención a lo que realmente necesito.
Por otro lado estar arriba del escenario me recordó todos esos años de clases de teatro en el secundario. Debo reconocer que era más cómodo tener el uniforme de gimnasia que tener que hurgar en las profundidades de mi armario para encontrar el único jogging que tengo y que está en estado bastante deplorable.
La verdad, estoy entusiasmada. Es algo que me debía, y ya era hora de que empiece a saldar cuentas conmigo misma.
2 comentarios:
Yo empiezo teatro este sábado. Nunca hice.. pero me encanta!
Un besote pau!
Que bueno, para mi tambien es algo pendiente, en la secundaria era lo unico que estudiaba y me encantaba! me diste ganas de empezar! muy buen blog! besos
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