El domingo a la noche no me podía dormir, di mil vueltas con temas de laburo que me tenían nerviosa. Y entre esas idas y venidas me di cuenta que ya no me gusta estar sola en mi cama. Es cierto, compartir una plaza resulta bastante, incómodo; pero después de un tiempo entre dos se encuentra la posición justa que permite conciliar el sueño en pareja. Y ya me acostumbré a que haya alguien más a la hora de hacer noni, tanto que siento que mi cama me queda grande.
Salvando las distancias, algo parecido le pasa a mis padrinos. Ellos llevan más de 3o años de casados, y suelen quejarse de todas las molestias que tiene la cama conyugal: cuando uno tiene frío el otro tiene calor, cuando uno quiere leer, el otro quiere dormir... y no hablar de las peleas por la frazada y el control remoto. Protestas que se escuchan en la mayoría de las parejas, en otras palabras. Pero el otro día, pasó lo siguiente: mi padrino es cirujano, y tenía que levantarse muy temprano para operar, por lo que se fue a la cama directamente después de comer. Mi madrina, que a esa hora no tenía sueño y quería ver algo por televisión, se quedó en la cocina para no molestarlo y que pudiera descansar. Después de que terminó su programa, y como seguía sin estar cansada, se puso a leer. En eso, cerca de una hora y media desde que se había ido a acostar, aparece en la puerta mi padrino:
Salvando las distancias, algo parecido le pasa a mis padrinos. Ellos llevan más de 3o años de casados, y suelen quejarse de todas las molestias que tiene la cama conyugal: cuando uno tiene frío el otro tiene calor, cuando uno quiere leer, el otro quiere dormir... y no hablar de las peleas por la frazada y el control remoto. Protestas que se escuchan en la mayoría de las parejas, en otras palabras. Pero el otro día, pasó lo siguiente: mi padrino es cirujano, y tenía que levantarse muy temprano para operar, por lo que se fue a la cama directamente después de comer. Mi madrina, que a esa hora no tenía sueño y quería ver algo por televisión, se quedó en la cocina para no molestarlo y que pudiera descansar. Después de que terminó su programa, y como seguía sin estar cansada, se puso a leer. En eso, cerca de una hora y media desde que se había ido a acostar, aparece en la puerta mi padrino:
Padrino: ¿Cuándo vas a venir a la cama?
Madrina: En un rato, es que tenía ganas de leer y no te quise molestar con la luz. Pensé que estabas durmiendo ya.
Padrino: No, es que si no estás, no me puedo dormir.
Me pareció extremadamente tierno el relato. No voy a decir que hoy por hoy si estoy sola no logro conciliar el sueño, tampoco la pavada; pero espero que sí me pase dentro de 40 años.
Madrina: En un rato, es que tenía ganas de leer y no te quise molestar con la luz. Pensé que estabas durmiendo ya.
Padrino: No, es que si no estás, no me puedo dormir.
Me pareció extremadamente tierno el relato. No voy a decir que hoy por hoy si estoy sola no logro conciliar el sueño, tampoco la pavada; pero espero que sí me pase dentro de 40 años.
2 comentarios:
Me encantó.
Con g. todavía no llegamos a ese punto. Durante 1 año compartimos cama de plaza y media. cuando llegó la cama grande, fuimos felices, y ahora, cuando alguno de los dos no está, el otro duerme en diagonal, feliz de la vida.
durante dos días... al tercero, ya se extraña :(
Me dio muchísima ternura lo de tus padrinos...
Yo creo que me inclino más por el lado de Pau (comentario anterior), pero extrañando al segundo día.
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