Noche Para El Recuerdo

Hace un año, pasaba esto. Hace un año, acusé dolor de pies para volverme antes y quedarme hablando con "alguien" hasta las 6am mientras hacia un tp. Hace un año, extrañé a alguien (que no es el mismo que "alguien") que un beso borró de mi memoria. Hace un año no era la misma.

Hoy, 365 días más tarde, me desperté todavía riéndome. Fue una de esas escasas noches que por frustradas terminan siendo mejor que si las cosas hubieran salido como estaban planeadas. Comenzó con una sesión de fotos de vedetrolas acompañadas por titulares de revista como "Quiero llegar virgen a los 40", "Yo lo hago por mis hijos", "No me considero una femme fatal" y demás estupideces que dicen las modelos cuando posan semi-desnudas. Cuando nos aburrimos de eso, nos pusimos a jugar a hacer la "Gran Kate" y, con las manos esposadas atrás de la espalda, tratar de pasarlas para adelante. Nos dimos por vencidas cuando una logró hacerlo sin necesidad de sentarse. Chapeau.

La noche era joven, y teníamos el dato de una fiesta en un boliche al que no iba desde hacía fácil 6 años. Cuál no sería nuestra sorpresa cuando al llegar descubrimos que se trataba de una fiesta gay. Frente a esta situación se dieron dos actitudes: los que se encularon y los que nos pareció chistosísima la situación. El consenso fue no participar, pero no me fui con las manos vacías. Mientras los demás discutían qué hacer y a quién culpar, me puse a charlar con un grupo de muchachos que estaban ansiosos por entrar y terminé pidiéndole a uno el mail para pasárselo a un amigo que está necesitado de cariño. Tengo alma de celestina, qué se le va a hacer. Si se casan en Barcelona pido ser la madrina (?).

Cuestión que terminamos en el McDonalds de Cabildo y Olleros, previo ataque de risa porque como lo están remodelando pensamos que estaba cerrado. No podía ser que hasta el bajón se nos haya frustrado! Mientras las enculadas seguían refunfuñando, las que habíamos optado por tomarnos la situación con humor no podíamos parar de reírnos al punto de que ya no sabíamos qué era lo que nos causaba tanta gracia. El punto cúlmine de la noche fue cuando me levante para ir al baño y me pusieron sal en mi Sunday de frutilla, cortesía del Club La Nación. Ahí decidimos que la noche no daba para más y volvimos cada una a su casa, entre risitas ahogadas y carcajadas estruendosas.